Oportunidades de la desfosilización
Recursos y normativa
Colombia ha puesto en marcha políticas publicas y normativas para fortalecer el compromiso y la responsabilidad medioambiental de los sectores energéticos, mineros y productivos.
Ley 1715 de 2014
Regula la integración de las energías renovables no convencionales al Sistema Energético Nacional [21]
Ley 2099 de 2021
Disposiciones para la transición energética, la dinamización del mercado energético, la reactivación económica del país y se dictan otras disposiciones [22].
Ley 2169 de 2021
Acción por el Clima: se formula la estrategia climática de largo plazo de Colombia E2050 [23]
Ley 2294 de 2023
Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 que incluyó la transición energética como elemento central [24].
CONPES 4075 del 2022
Política Nacional de Transición Energética [25].
Misión de Investigación e Innovación para la Transición Energética Justa
Formulada en 2023 por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación [26].
Decreto 2236 de 2023
Implementación de comunidades energéticas [27].
CONPES 4129 de 2023
Política Nacional de Reindustrialización, con la transición energética como uno de los ejes estratégicos para su implementación [28].
Decreto 977 de 2024
Implementación de distritos mineros [29].

Potenciales para la reconversión laboral
La región norte tiene un alto potencial para la generación de energía solar y eólica, lo que permite desarrollar comunidades energéticas sostenibles e impulsar proyectos de transformación económica. Las infraestructuras mineras existentes, como ferrocarriles y puertos, pueden adaptarse para diversificar la producción y el transporte [1], [30] .
En la región central, destaca el potencial para pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH) en Boyacá, Cundinamarca y Norte de Santander, donde las características hídricas permiten generar más de 10.000 kW/h. La biomasa tiene potencial para producir biocarbón o sustituir carbón en procesos térmicos, especialmente en zonas agrícolas y ganaderas, aunque enfrenta retos técnicos en su recolección y procesamiento. Su cercanía a Bogotá favorece encadenamientos productivos e inversiones en energías renovables [1].
Por su parte, las regiones Caribe y parte de la Andina poseen condiciones para la generación de energía solar, con radiación constante durante todo el año [1]. El desarrollo de comunidades energéticas locales refuerza las economías regionales y la producción de hidrógeno verde y combustibles sintéticos, como metanol y SAF, abre oportunidades para la reindustrialización del país, sustituyendo progresivamente los ingresos derivados del carbón [30].
Estas alternativas energéticas no solo promueven la diversificación económica, sino que también impulsan la sostenibilidad, fortalecen la resiliencia regional y contribuyen al cumplimiento de los compromisos climáticos internacionales.
Los seis departamentos de las principales regiones productoras de carbón en Colombia tienen alto potencial agropecuario y energético para diversificar sus economías y disminuir su dependencia minera
Cambios en la matriz energética

Capacidad instalada cada 10 años para cada tecnología – Transición energética (MW)
El Plan Energético Nacional (PEN) 2022-2052 establece diversos escenarios hacia la desfosilización de la matriz energética de Colombia, alineándose con los compromisos climáticos internacionales y la transición energética global. En el escenario de Transición Energética, la capacidad instalada del sistema eléctrico se transforma reduciendo la dependencia del carbón térmico a un papel marginal con el respaldo de tecnologías de Captura y Almacenamiento de Carbono (CCUS) [36].
Las energías renovables no convencionales predominan, representando entre el 65 % y el 70m% del sistema, con la energía eólica (40 %-42 %) y solar (2 5%-26 %) como principales fuentes. La generación hidráulica (23 %-24 %) complementa estas fuentes con energía firme, mientras que la energía nuclear, con una capacidad de 1.200 MW a 1.800 MW, proporciona respaldo confiable, disminuyendo la dependencia de la generación térmica convencional [36].
Las capacidades térmicas (gas natural y carbón) se limitan a roles secundarios, sirviendo como proveedores de inercia y estabilidad en situaciones críticas, pero no como componentes principales de la generación de energía [36].